La situación de violencia que se vive en Quintana Roo está alcanzando niveles preocupantes, y el Partido Acción Nacional (PAN) ha solicitado de manera urgente que el gobierno federal declare al estado en «Alerta Máxima». Esta solicitud se basa en una serie de hechos delictivos que han puesto en riesgo la seguridad tanto de los ciudadanos como de los turistas que visitan la región. A pesar de los esfuerzos locales por controlar la situación, la violencia desbordada sigue siendo una amenaza constante que afecta la tranquilidad de las personas y pone en jaque la viabilidad del turismo, uno de los principales motores económicos del estado.
El diputado federal del PAN, Ernesto Sánchez Rodríguez, mencionó que imágenes como las del reciente tiroteo en Plaza Las Américas en Cancún o los asaltos violentos en joyerías han expuesto la vulnerabilidad del estado. Estos hechos no solo generan temor entre los ciudadanos, sino que también ponen en peligro la percepción internacional de Quintana Roo como un destino seguro para el turismo. En este contexto, advirtió que el Departamento de Estado de Estados Unidos podría emitir una alerta para que sus ciudadanos eviten visitar la entidad debido a la violencia creciente, lo que afectaría aún más la economía local.
Sánchez Rodríguez hizo un llamado directo a la gobernadora Mara Lezama para que intensifique la coordinación de esfuerzos con los municipios y las Fuerzas Armadas, con el objetivo de restaurar la seguridad y combatir la criminalidad en el estado. Según el legislador panista, las acciones del gobierno de Morena han sido insuficientes para frenar la ola de violencia, limitando el crecimiento económico y deteriorando la imagen de Quintana Roo. Al mismo tiempo, enfatizó que la falta de una respuesta efectiva también está afectando gravemente a las familias que dependen del turismo para su sustento.

El combate al crimen organizado, según el diputado, debe basarse en inteligencia y el uso efectivo de la fuerza pública, no en políticas suaves que no dan resultados. La ciudadanía y los turistas merecen un entorno seguro, y para ello se requiere un cambio real en la estrategia de seguridad del gobierno estatal. El gobierno no puede seguir «dándole palmaditas en la espalda» a los delincuentes, ya que esto solo perpetúa la impunidad y agrava la crisis de violencia que enfrenta Quintana Roo. La seguridad de la región y su economía dependen de una acción decidida para erradicar el crimen y devolver la paz a sus habitantes.